sábado, 25 de noviembre de 2006

EL BIG BANG Y VENECIA


Salió volando de mis manos con máxima potencia hacia su cabeza, el libro que estaba terminando y chocó con el sonido de su portazo mi mala puntería, cayendo vertiginosamente sobre el parquet.
Cuando terminé de estirar las arrugas de su tortura y perder el hilo conductor de la historia, tomé la chaqueta, gafas de sol y llaves y desaparecí de sus reproches escalera abajo.
Y allí quedaron en casa, nuestros fantasmas egoístas, mientras por caminos contrarios, desaparecimos del miedo de no entendernos jamás.
Tengo por costumbre, cuando todo va mal, acercarme a la librería de Fran, le saludo con un “todovabien” y él en su sonrisa me pregunta “hoyquevaaser”, abro cualquier libro de viajes en busca de paisajes, empapándome en luz y deseo con todas mis fuerzas que por arte de magia cualquier montaña poderosa, lago espejo de bosque o camino perdido, trague mi figura.
Tiene muchísimos libros sobre Italia, es obsesiva su creencia de que Italia no existe, me ha explicado en multitud de ocasiones con cuidados detalles, que es un país producto de nuestra imaginación e intento convencerle que he estado allí varias veces y encantada le acompañaría para despertarle de su ensoñación:
- No, Sofía estás confundida …., no sabes bien diferenciar si algo existe o no…
- Fran, Italia existe, vaya que si existe, mira esta imagen … esta ciudad se llama Venecia y yo he estado allí …
- No te creo
- Tú mismo,,, no sabes lo que te estás perdiendo …te cuento mi historia en Venecia?
- Dispara…
- Pues, nos levantamos temprano, es más creo que no dormimos esa noche, nos esperaba un mar Adriático hipnotizado por la potencia solar del verano y sobretodo esa ciudad encantada, repleta de canales donde poder disfrazar los males del invierno y airear en suspiros todos los deseos en cada uno de sus puentes. Un gondolero silencioso nos invitó a subir nuestros sueños en su barca, eso si, si éramos capaces de sostenerlos hasta Rialto y el Sole Mio nos palpitaba miradas cómplices, uniendo destinos en romanticismo veneciano. Pero se hunde … como todo en este Planeta … se hunde … como toda belleza, dura poco … se hunde … el efecto será doloroso, porque sabemos que con ella se hunde un poco de cada uno de nosotros. No hay manera, se hunde, porque absorbe la fuerza del agua toda tierra de amor, sumergirá eterna ese fuego y aire de nuestros besos y corazón. Y el gondolero quedará triste en otro lugar, en el recuerdo, convenciendo a todo mundo que esas esquinas, nunca olieron mal … y si algún día lo hicieron fue el grito de decirnos a todos … que Venecia se hunde … y a vosotros desenamorados os da igual.
- Toma, te regalo el libro
- Gracias, tengo que marcharme, tienes razón lo mismo somos menos apostólicos, cristianos y romanos que antes, si algún día lo fuimos.
De camino a casa, al final de la calle, bajo un árbol me esperaba. Y no salió palabra alguna, me acerqué sin neopreno, él me alargo las algas de sus brazos y buceamos.

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