Lo que rompe la magia del encuentro entre dos desconocidos virtuales es la voz. En la voz mueren las ideas. Esa primera ridícula palabra de cortesía a la que siguen cotidianas anécdotas relatadas sin parpadear para llegar a conocerse mejor, encontrar una mínima unión de lo vivido frente a una pantalla y la realidad, hasta que te preguntas qué estás haciendo ahí.
Eva y David inventaron la fórmula
que no podía fallar para pasar el trance. Acordaron llegar a las siete en punto
del martes a la cafetería Rubí y sentarse sin hablar en la mesa del fondo,
junto a la ventana perfumada de calamares. Ella llevaría el cuaderno, él su
bolígrafo favorito. El proceso, pensaron, sería un éxito. Acostumbrarse a sus
cuerpos, reconocerse en las miradas, en la forma de las manos, los colores de
la ropa, sonreír ante sus movimientos, nada rompería todo lo vivido en el más
allá, todo sería perfecto, sus voces no haría saltar al pez de la pecera.
Cuando ocuparon el lugar, sin
dejar de mirarse, David dejó sobre la mesa una nota al camarero: Lo sentimos estamos afónicos, por favor, café con leche, menta poleo y tarta
de queso con frambuesas para compartir. Gracias.
Relajada, Eva abrió el cuaderno,
la frambuesa explotó en su boca. David le pasó el bolígrafo, sonriendo menta.
Ese era el hábitat natural, debían
encontrarse en los dibujos de las letras, tras un año de compartir canciones y
poemas.
¿Estás nervioso? Al lado de la interrogación Eva dibujó un corazón
de líneas temblorosas, le pasó el cuaderno y tarta.
¿Escuchas?, nuestra canción…Sí. Sustituyó la I por una margarita.
Todo esto es bastante infantil, pero mágico, me gusta. Sustituyó la
A por una estrella.
Las páginas se fueron llenando de
millones de letras jugando, signos de interrogación, puntos suspensivos,
suspiros suspendidos, comas mientras comían, exclamativos mientras bebían,
dibujos entre frases, tu mirada, respuestas entre risas…tu risa.
Llegaron a la última página, sólo
quedaba un renglón cuadriculado antes de chocar con el cartón que anunciaba
el fin del cuaderno.
¿Cómo es tu voz? Escribió David.
3 comentarios:
Me dejas sin voz... o sin palabras, o sin
zzzzzz
Ya, pero... ¿Qué pasa si nada rompe la Magia?
(Ahí es donde la cosa se complica...).
Besos sencillos.
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