domingo, 4 de marzo de 2007

AQUEL DIA



Presentí algo en cuanto puse el primer pie en el suelo aquella mañana. No me molestaba aquel gusanillo en la tripa, ya casi me había acostumbrado a él desde que vivía en esta maldita gran ciudad. Las prisas, los empujones, las malas caras, me hacían estar alerta casi todo el tiempo. El caso es que no hice demasiado caso a aquel cosquilleo, intenté calmarme. Con lentitud volqué una gota de leche en la taza cargada de café y lo bebí tranquila, a pequeños sorbos, mientras, pensaba que tanto café no seria bueno para mis nervios ni para mi estomago en ayunas.

Salí del portal, me obligué a pasear despacio, respirando grandes bocanadas del contaminado aire contaminado del paseo que me llevó a la primera etapa de mi destino.

Una vez allí, bullicio, gente, carreras, estrechas escaleras. Mi maldita y siempre acertada intuición matutina una vez mas se rió de mí. No podía aguantar aquellos ardores. Busque elevando mi vista entre el tumulto y al fondo vi el cartelito que señalizaba el WC. En mi bolso entre pintalabios, agenda, monedero y espejo, hallé un malogrado paquete de plástico transparente con uno o dos arrugados pañuelos de papel. Si no es el peor día de mi vida con esto tendré bastante. Si lo es.... volveré a casa, me dije empujando aquella puerta.
Estaba allí subida con los pies en aquella infecta taza haciendo malabares sobre los tacones y intentando guardar el equilibrio con mi mano derecha apoyada en la pared, cuando escuché el ruido.
Enorme, seco , vacío. Luego gritos, carreras mas rápidas y alocadas que las habituales. Me pareció escuchar llantos. Me pareció escuchar oraciones. Me pareció escuchar el ruido de cientos de burbujas de plástico abandonando su envoltorio.
Deje caer mis piernas y me senté en el retrete. Algo me decía que lo que allí pasaba era mas importante que las posibles mierdas que mis genitales pudieran coger en aquel sucio lugar. Estuve mas de veintidos horas allí. Inmóvil. Pensaba, que pasaría si salía y encontraba el infierno. Pensaba como aquel maldito café me había llevado a aquel sitio. Pensaba en miles de desconocidos riéndose de mi cuando yo asustada abandonara aquellos dos metros cuadrados (Imaginé que Iturriaga me entregaba flores). Pensaba en Ed Harris observándome y moviendo cámaras con su batuta. Pensaba en el presentimiento de la mañana mientras recordaba mi pie apoyar en la alfombra. Pensaba en aquel domingo, en lo que aquello supondría y si supondría algo.
Escribí frases con mi pintalabios rojo en aquellas paredes. Frases como - "Nadie leerá esto nunca"- y la borraba con la manga de mi blusa. Frases como -"esto no me puede estar pasando"- o -"tienes que despertar, tienes que salir de aquí" - o - "si sales sin mirar al suelo no pasara nada".
En aquel tiempo, escuché sirenas. Escuché desplomes. Escuché, como hombres convertidos en semidioses con sus pesados uniformes ignífugos, lloraban al quitarse el casco, y pude ver, por la ranura que la puerta de mi cubículo entreabría al recibidor de aquel servicio, como aquellas lágrimas dibujaban surcos en el hollín de sus caras. Seguí parada, doce, trece, quince horas. Deje de respirar cada vez que alguien entró en aquel servicio como si yo fuera la causante de tanto mal. Como si la vergüenza de estar viva por aquel inoportuno café de la mañana no me fuera a abandonar jamás.
Nunca volví a Atocha.

13 comentarios:

Adúlter dijo...

Estremece pensarlo.

El búho rojo dijo...

llego y me sitúas de golpe en el centro del laberinto???. Tendré que buscar la entrada para poder encontrar la salida.

Isabel dijo...

Es como escuchar una bala rozándote el oído...
Tremendo.

Anónimo dijo...

Bastante poético, con un toque decadente. Quizás de lo mejor que he escuchado inspirado sobre el 11M. Chapó y me quito el sombrero.

Anónimo dijo...

terrorífico, me quito la redecilla.


(desde aqui, mi reconocimiento y respeto al trabajo diario del cuerpo de bomberos y resto servicios de seguridad que cuidan de nuestra ciudad y nuestra persona)

Teresa dijo...

A diferencia del minotauro, Buhorojo, tu tienes alas.

thoti dijo...

.. que fuerte!.. que bien relatado!..
.. saludos Teresa

kutxi dijo...

Ese sentimiento de culpa del superviviente tiene que ser algo muy jodido...

Anónimo dijo...

es que hay bañso que son infernales, y otros son guaridas infames, da miedo entrar

besitos

Unknown dijo...

y la reacción de la gente, las ganas de ayudar, pese al shock, pese al horror en el que nos metieron los mentirosos...
Salud!

Mandarina azul dijo...

Uf...

Sintagma in Blue dijo...

Ufff... la piel de gallina.

Elvis dijo...

Estremecedor, la verdad es que no me gustaría haber estado en tu lugar...