Amanecía, en su rutina el despertador sonó. Higiene personal con los ojos aún pegados a lo onírico. Frente al espejo, consiguió anudar la corbata de estilo un tanto original. Con un café en una mano y la chaqueta en la otra, escuchaba desesperanzadoras noticias en la radio. Apagó, tomó las llaves y cerro la puerta a su solitario hogar. Rugió el motor en el parking y comenzó a planificar el día: llevar el coche al taller, compra en el supermercado, pagar el alquiler, llevar dos trajes al tinte, la maldita reunión, entregar el informe económico del departamento, comida para gatos, llamar a su madre, felicitar a Ana, y así hasta el infinito.
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Frenó de forma brusca, un peatón se echó sobre el capó. Absorto en sus pensamientos, despertó en un griterío que rodeaba un cuerpo. Ante la mirada atónita de los que allí se encontraban, ella se levantó milagrósamente y con una sonrisa sin dejar de mirarle, dio muestras de encontrarse bien. Cuando se ofreció para llevarla al hospital, desapareció, entre el murmullo de aquellas personas que iban dispersándose.
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Subía en el ascensor, tenía clavada aquella mirada en la cabeza cuando en el piso tres, volvió a encontrarse con ella. Subieron juntos hasta el noveno piso. No contestó a su pregunta de si estaba bien. Sólo sonreía y le miraba fijamente. Separaron caminos.
Hipnotizado por el pulcro orden de los cartones de diferentes marcas de lácteos, tomó un tetrabrick y lo añadió como último artículo a la cesta de su compra. En caja, reconoció a la persona que pagaba, cargaba múltiples bolsas. Era ella. Una señora recriminó su intención de colarse, no le dejó adelantarse para saludarla. En la lejanía, sólo le sonrió y no dejó de mirarle. Desapareció.
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Llamó a Ana, recuerdos de amor. Llamó a su madre, cinco segundos de conversación. Llamaron a la puerta y era ella. Su desconocida entró misteriosa. Le envolvió con su sonrisa, no dejaba de mirarle. Él se desplomó. Caminó por un pasillo y al fondo en una luz cegadora, volvieron a encontrarse. Allí fue donde ella habló.
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22 comentarios:
en el ascensor, en el supermercado, en su casa... sorprendente omnipresencia.
debe ser el ojo de dios.
No, eso no es...él es poco religioso. Es otra cosa.
Bonito relato. Preciosa canción. Que bueno salir de la cueva y encontrar esta luz.
Acojonante relato, es magnifico. Un beso
el novio de la muerte sin ser legionario
Prisionero de su destino???
Me recuerda a algo... cambia ese escenario por cualquier otro... deja sólo los personajes... ¿no lo has vivido???
Tal vez sólo ha sido un sueño... otro más...
Si, me sigue gustando perderme entre tus enigmáticos escritos...
Un beso
Casi apetece encontrársela...
Un beso.
Un gusto toparme con vuestro espacio..
Mis saludos Sofia
Es el sol que nos guía.
Y la carga que nos pesa.
Caroline, ve hacia la luz
Perdona la mala cara, he dormido poco esta noche... Es que yo también he estado hablando con ella.
mmm roy orbison, desde pretty woman no habia vuelto a escuchar nada suyo...
gracias por el relato y la cancion, otra para la lista!
Interesante relato....
saludos
jaja Nébula, ni un sólo retoque, me gusta como está!
Gracias a ti, Magaca, por regresar.
qué bueno, KPAX, el viernes pasado pensé en esa película que llevas, de hecho tengo un relato por ahí ...que hace referencias a ella, porque me gustó mucho, y porque adoro a Kevin Spacey! Bienvenido
Besos a todos.
Es probable que entonces se hayan dicho esas cosas que antes nunca ve dijeron. Y mucho, mucho más.
Un beso
¿dónde habrá comprado la figura de la imagen la ropa interior???
no lleva
Estoy de resaca cumpleañera, pero la omnipresencia de tu personaje me ha recordado a la que me lleva persiguiendo toda la vida.
Mi conciencia.
Besos de humo (son perfectos, transportables, inhalables y bajos en nicotina).
A mi me ha rondado algo raro estos días...
Todo irá bien.
Menudo gel íntimo que gasta...
jaja
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